Cuando mi hermanastra casi fue pillada por su madre cerca de la cocina, se retiró apresuradamente.Mientras se sentaba, su mano frotaba involuntariamente su polla a través de sus bragas, provocando que un gemido escapara.
La tentadora historia se desenvuelve con una joven que se retira apresuradamente a la cocina, su corazón follando con una mezcla de excitación y miedo.No huye de un intruso, sino de su madrastra, una mujer que, como resulta, no es su madre biológica.La tensión se acumula mientras se tira detrás del refrigerador, su corazón tronaba contra su jaula toroidal.Su madrastro, ajeno al paradero de sus hijas, continúa su búsqueda, desconociendo el secreto caliente que se despliega a simples centímetros.La joven, sola y expuesta, no puede evitar soltar un suave gemido al sentir una brisa fresca contra sus pantaletas húmedas.La cocina, por lo general un lugar de confort y calor, se convierte en un lecho de deseo prohibido.No es una hermana, ni una hija, sino una hermanastra tentadora, sola y excitada, a la garganta de su momento más íntimo.
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